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En Memoria de Alfredo Corvalán (10 Ago 1935 – 24 Jul 2023)

Evaluación Crítica del Libro “Instrucción para la re-creación de los Maestros”

Posted on May 7, 2015

A L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.
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Evaluación  Crítica del Libro “Instrucción para la re-creación de los Maestros

Alfredo Corvalán

         Esta obra, editada por primera vez en el año 1958 por la Respetable  Logia Asilo de la Virtud, corresponde a la primera época del pensamiento del Q.·. H.·. Antenor Dal Monte.

Antenor Dal Monte (1912 -  1988)

Antenor Dal Monte (1912 – 1988)

        Época a la que también corresponden los libros La Iniciación-Instrucción para los Aprendices y La Iniciación-Instrucción para el Mejoramiento de los Compañeros, cuya primera edición es de 1957. Estos dos libros fueron editados, por segunda vez por Ediciones de la Fe.

       Los hombres evolucionan las ideas también. Prueba de ello son las obras del Q.·. H.·. Dal Monte, que corresponden a la segunda época y que han llegado a nuestras manos: El Libro del Aprendiz,  Edición Privada, 1973; El Despertar de los Dioses, editado en 1973; Varios ensayos para el adelanto de los Compañeros, editado en 1975, y Varios ensayos para el adelanto de los Maestros, editado en 1975.

       Entre los libros de la primera época de su pensamiento y los de la segunda transcurrieron 18 años. Las diferencias son abismales. Aunque en la obra Instrucción para la re-creación de los Maestros (1958) se habla de una Doctrina Secreta entretejida en la estructura de la Masonería y de la existencia de un camino místico que lleva a la percepción de esa  doctrina secreta; en la obra Varios ensayos para el adelanto de los Compañeros” (1975) Dal Monte confiesa haber participado en el error de suponer que los Misterios de la Masonería no eran sino una versión de la enseñanzas que en otras tiendas se presentan como doctrina secreta.

      En esa misma línea de razonamiento, en la obra Varios Ensayos para el adelanto de los Maestros” (1975) reconoce haber estado en el error cuando militaba entre los sostenedores del criterio de la existencia de una doctrina misteriosa.

Veamos párrafos de una obra y otras:

Instrucción para la re-creación de los Maestros (1958)

“No vamos pues a conversar de Masonería, sino de las doctrinas que están ocultas en su estructura, especialmente con relación a nuestro Tercer Grado Simbólico”.

“El cómo pudo ocurrir que la Doctrina Secreta de que hablamos se haya entretejido con la estructura de una organización de albañiles constructores, que tenían determinadas formalidades para impedir que sus secretos operativos pudiesen evadirse del círculo de su gremio, es cosa que no es del caso ocuparnos ahora. El hecho cierto es que allí está, y que no sólo la adorna bellamente, sino que le da la posibilidad de tener una finalidad mucho más trascendente que la original de defender los secretos y privilegios de una corporación de obreros, o la posterior de ser una forma de unir a los hombres de buena voluntad, y de defender su asociación contra las insidias de una sociedad egoísta y brutal.”

“De manera que si la Doctrina Secreta es la Llave que lleva al Templo, nuestros principios morales permanecen siendo LA PUERTA MISMA.”

“Así también existe un místico camino que lleva a la percepción de la doctrina secreta oculta en el símbolo y al establecimiento de una fecunda unión con ella”.

“Doctrina Secreta, que es el substrato de todas las religiones y Misterios, es  una y la misma para todos. Simbólicamente hablando, la tradición oriental nos dice que esta doctrina consiste en Aquella Palabra de Verdad que nuestros antiguos progenitores los Rishis, dejaron vibrando en el alma del mundo, a la espera de oídos capaces de percibirla. El objeto de esta palabra, se nos dice, es el de “librarnos de la miseria del renacimiento”.

“El Ocultismo no es nada de eso, sino al contrario, consiste en una muy noble ciencia, y un muy digno y elevado arte: los de la Vida Verdadera”.

Varios ensayos para el adelanto de los Compañeros (1975)

“A quienes trabajamos en esta línea se nos presenta cada día más clara la evidencia de que la Francmasonería posee su propio esoterismo”.

“Tiempo hubo en que el consenso general suponía que el esoterismo masónico se asimila a las doctrinas más o menos “ocultistas”que se difunden por ahí, a cuya luz se leían los rituales y los símbolos . Confieso que yo mismo participé del error de suponer que nuestros Misterios no eran sino una versión de la enseñanza que en otra tiendas se presenta como “doctrina secreta” y que el cotejo de nuestro simbolismo con tales “doctrinas”, facilita la solución y aclara el enigma. Hoy sé que estuve equivocado; y no puedo comprender cómo pude permanecer por años sin ver que las Columnas representativas de las llamadas “dos Grandes Tradiciones” (la del saber exotérico, y la del “esotérico”) se quedan AFUERA del Templo de la Sabiduría”.

Varios ensayos para el adelanto de los Maestros (1975)

“Ocurre que algunos no ven en nuestro simbolismo sino una serie de formalidades; o en el mejor de los casos, emblemas interpretables en términos de principios y verdades morales. Y no faltan los que creen encontrar en todo ello algo así como una serie de “velos” que encubren el secreto de una doctrina misteriosa que es preciso descubrir, pero quienes dicen haber descubierto presentan en un todo similar a otras que el ambiente profano acepta como “genuino esoterismo”, pero que no es otra cosa que racionalizaciones  tranquilizante de una especie de “ciencia ficción”.

Observaciones finales:

       Dal Monte, luego de haber militado entre los tenedores de esos criterios, se alistó entre los que en los símbolos ven el mecanismo y la herramienta misma del proceso de perfección que llamamos  “iniciático”.

       No menos sorprendente son las contradicciones respecto del papel de los rosacruces y otras sociedades secretas en la formación de la Masonería Iniciática, que surgen del libro Instrucción para la re-creación de los Maestros (1958) y de las obras “El libro del Aprendiz (1973) y El despertar de los dioses (1973).

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