El Islam frente a los crímenes del “Califato”
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El Islam frente a los crímenes del “Califato”
(Una visión extremista de los sucesos)
Alfredo Corvalán
¿Por qué el silencio de las principales instituciones musulmanes frente a las atrocidades cometidas por el “Califato” autoproclamado por el Ejército Islámico en Siria e Irak?
¿Por qué la Organización de Cooperación islámica (que agrupa a 57 países), la Universidad Al-Azhar (máxima autoridad moral y jurídica sunita), la Unión Internacional de los Ulemas, el Consejo Europeo de Estudio y de la Fatwa… no denuncian las masacres a cristianos y a yazidíes? Quienes se niegan a convertirse ni aceptar la situación de dhimmis, o sea, como súbditos de cuarta.
A estas preguntas sencillas, las respuestas son incluso más sencillas. Porque para el dogma y la ley del Islam dichas acciones son legales y legítimas. Porque justificadas tanto por El Corán, expresión de la palabra de Allah, como por los hadices, relato de las actuaciones y las palabras del profeta Mahoma, que constituyen el “lindo modelo”.
¿Cómo se puede imaginar que los musulmanes reniegan del Islam, de su libro sagrado y de su profeta?
El concepto de dhimmi fue una creación de Mahoma, después de la ocupación de la ciudad judía de Khaybar, en 628. Años después, el segundo Califa Omar, sólo agregó cuna larga lista de prohibiciones y humillaciones:
- Las masacres en Medina, en 627, cuando Mahoma hizo degollar públicamente, en un día, a 900 miembros masculinos de la tribu judía de los Qurayza, desde los niños hasta los ancianos.
- Las violaciones, la servidumbre para las mujeres y los niños del enemigo vencido, la limpieza étnica. Además todas las acciones terroristas de quienes los políticos y los medios de comunicación de Occidente llaman “islamistas” o “yihadistas” ya figuran en las campañas bélicas descriptas por el “lindo modelo”, y que son exaltadas por el libro sagrado. Así, son acciones, no solo permitidas y legales, sino también laudadas y recomendables, incluso obligatorias.
¿Cuándo los occidentales van a darse cuenta de que no existe para Allah obra mayor que la lucha para la expansión del Islam? ¿Cuándo entenderán que para Allah el primer deber de sus fieles es destruir todas las otras civilizaciones?, para remplazarlas con el Islam. Final ineluctable que él decidió desde el inicio. Allah premia a los que actúan para esta “noble causa” con el botín tomado de los infieles (kafir), y, después de la muerte, con las delicias de su paraíso.
La Yihad está en el centro del Islam. Y bajo sus aspectos: la violencia, (cuando los musulmanes no están en situación de prevalecer), el engaño, la mentira, la disimulación, la taquilla. Pero siempre con el mismo objetivo sagrado: someter a los infieles y destruir sus civilizaciones.
Lo que está pasando actualmente en Irak hace recordar los hechos pasados que marcaron la conquista musulmana, pero que prefiguran también lo que deben esperar los “kuffār” (infieles) que viven en un país donde los musulmanes pretenden hacerse del poder, como en algunos países europeos.
Cada uno tiene que preguntarse lo que tiene que hacer frente a la realidad del Islam (que desconoce las supuestas diferencias entre islamismo e islam “moderado”), para preservar a su país, sus valores, sus seres queridos y a sí mismo.
La política del avestruz nunca fue una buena solución.
Esta visión extremista del Islam es tan nociva e inexacta como aquella que nos quiere hacer ver un Islam como una oración totalmente de paz y amor. La verdad, mi verdad, es que todas las religiones son sustantivamente buenas, lo que importa y es decisivo es lo que el hombre hace con las religiones.