Editorial octubre

Posted on Oct 7, 2015

Queridos hermanos lectores:

El Templo Masónico es el tema del mes de Octubre y por ende comenzaremos este editorial con una posibilidad, no con una afirmación agotada entre las palabras y el tiempo: “La espiritualización del templo probablemente sea el primer símbolo de la francmasonería”.

Esta cita corresponde al trazado Simbolismo Masónico del Templo, Logia y Universo, escrito por un Hermano de la Gran Logia Equinoccial del Ecuador. Quien, luego de varias argumentaciones, concluye: “el Templo es, en definitiva, un microcosmos que permite en su limitación de oriente a occidente, de sur a norte, del cenit al nadir, concentrar las energías de sabiduría, de vivencia, de luz, sin dejar que entren falsas luces. Tampoco permite que el bullicio y las distracciones profanas flanqueen las puertas para confundir a aquellos que se encuentran en acción de progreso. La elevación, gradual y jerarquizada, fruto del proceso recurrente de pulimento en el trabajo del taller y de la vida diaria, nos permite elevar la densidad del ser humano común a otros planos o niveles superiores de realidad”.  

Por su parte, Francisco Ariza señala En el templo masónico que “el Templo masónico, como el Templo de Salomón, es la cristalización de una idea arquetípica, y su estructura es análoga a la estructura cósmica. Es el resultado de las correspondencias y las leyes simbólicas que permanentemente tejen la realidad universal; es decir, del orden, equilibrio y belleza con que dicha realidad se expresa. Siendo así, en la Logia nada es superfluo ni puesto al azar, sino que cada símbolo allí presente, así como cada gesto ritual, es significativo y está manifestando un tono, una nota, un color y un matiz particular de la Armonía del Mundo”.   

No obstante, para conocer, comprender y actuar en consecuencia con esta “geometría espiritual”, según Ariza, hay que tener en cuenta el valor del estudio para el masón; como ámbito, guía y propósito del conocimiento. Por eso, como señalo en el trazado El saber masónico, es muy importante la formación del masón, para que adquiera un conocimiento integral de la Masonería y de otras disciplinas, necesarias también para encausar el saber masónico.

Es precisamente esta formación integral la que le permite adquirir una visión “que privilegia la unidad en la diversidad, es consecuente con la sabiduría de los constructores, que ha sido  transmitida a lo largo de los siglos y que relacionó a instituciones surgidas en tiempos y culturas diversas, tanto de Oriente como de Occidente, a través del hilo dorado de la Tradición. Este hilo está contenido en los símbolos universales de la iniciación, entendida como un proceso que opera en el interior de la conciencia y que se vive como una transmutación del hombre viejo en un hombre renovado”.

En este sentido, tratando de compartir reflexiones de cómo considero que debe ser La Docencia Masónica en la Masonería del Siglo XXI, en este trabajo argumento por qué considero que la “Masonería es una Escuela que debe ofrecer a sus adeptos un camino de perfeccionamiento espiritual y moral; y que debe poseer, por tanto, planes, programas, métodos y, sobre todo, fines, valores e ideales educativos que aspira realizar en el Hombre y en la Sociedad”.

Por estas razones nos complace mucho publicar trabajos como La Logia y la simbología del Grado de Aprendiz, que se ocupa, con una manera breve y sencilla, de abordar el tema de cómo el conocimiento de toda la composición y la simbología de la Logia es una parte fundamental de la formación del Aprendiz; con el objetivo de que pueda “madurar y evolucionar constante y sanamente”. Dicho con otras palabras: que pueda formarse y formar parte de un mejoramiento individual y colectivo. Porque es esa educación espiritual, intelectual y moral que recorre el templo interior de todos y cada uno de los Hermanos, desde el Venerable Maestro hasta el recién iniciado, la que nos permite comprender que los atributos simbólicos del Tempo (sus ubicaciones, sus procedencias, sus significados…) son la extensión continua y exigente de ese “hilo dorado de la Tradición”. Ese dorado hilo que, en cada Tenida y en cada Templo, la Orden devela y recubre, sabe cómo extender y cómo salvaguardar sus lazos.

Como decíamos al comienzo de este editorial: “La espiritualización del templo probablemente sea el primer símbolo”. Y es dentro del Tempo masónico y perteneciendo a una Logia, que el masón comprende, aprende y vivencia que el Rito es el símbolo en acción. Dicho con otras palabras: el hilo dorado hay que reconocerlo, apreciarlo, extenderlo… vivir para vivirlo.

Queridos Hermanos, hay otros contenidos, sobre este tema y otros, que durante el mes pasado fuimos subiendo a nuestras diferentes secciones. El tema de noviembre será las Joyas de las Luces del Templo (V.·.M.·., 1ro. y 2do.Vigilantes).

     Un triple abrazo fraterno:

Alfredo Corvalán